Muchos de nosotros asociamos el sonido molesto de la fresa a un dolor dental fuerte, asociación no del todo precisa. La fresa es en si un elemento de corte parecido a una broca, que se utiliza para perforar el diente.
Funciona gracias a un dispositivo accionado por aire comprimido a alta presión llamado “pieza de mano de alta velocidad”.
La fresa gira por acción de una turbina que a su vez se activa por el flujo del aire comprimido, lo que genera un sonido de alta frecuencia que al oído no acostumbrado es molesto.
Que dirías si te comprobamos, en tu próxima visita al odontólogo, que no es el contacto de la fresa con el diente lo que genera la mayor cantidad de sonido al perforar? Sino, por el contrario, es el aire el que genera la mayor cantidad de ruido al accionar la turbina. En esta prueba accionaremos la fresa sin ponerla en contacto con el diente para que identifiquemos juntos de donde sale tanto ruido.
Ahora bien, relacionamos el ruido a un fuerte dolor. Este dolor la mayoría de las veces debió ser generado durante la perforación del diente. Este es un procedimiento general y habitual en los tratamientos odontológicos. Alrededor del 90% de los procedimientos requieren el uso de la fresa. El dolor que sentimos se debe a la vibración generada en los canales que atraviesan el diente desde el interior. Estas vibraciones estimulan las prolongaciones del nervio del diente que residen en los canales y desde aquí se genera una señal que el nervio lleva hasta el cerebro y éste lo identifica como dolor (teoría hidrodinámica).
Para disminuir el dolor en tu visita aplicamos anestesia para bloquear las señales del nervio y evitar que las vibraciones de la perforación generen esta sensación molesta. La anestesia se aplica en la mayoría de los casos y cuando la anestesia pierde su efecto ya estarás en tus actividades, en las que sin vibraciones en el diente, no tendrás dolor alguno.
Una vez identificado el origen de la pequeña aversión hacia el ruido de la fresa, su funcionamiento y la generación de dolor en el diente ¿no sientes más confianza para tus próximas visitas? ¿La anestesia siempre es suficiente? ¿Dejas de ir al odontólogo para evitar las sensaciones que la fresa te genera?
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