La erosión dental ocurre cuando el esmalte de tus dientes se desgasta debido a la acción de los ácidos presentes en la boca. Y puede ser un problema ya que los dientes se ven más amarillentos, y va perdiendo su capa protectora, que es el esmalte.
Existen dos tipos de erosión, según el origen de las sustancias ácidas que la producen, y pueden ocurrir ambas al mismo tiempo:
La erosión intrínseca: la producen los ácidos procedentes de tu sistema digestivo, bien porque tengas un trastorno gástrico, un exceso de reflujo, por trastornos de tipo psicológico o la bulimia, que inducen a provocar el vómito que en esencia es ácido constantemente.
La erosión extrínseca: está producida por sustancias ácidas que provienen del exterior, como las bebidas carbonatadas, salsas muy ácidas, zumos o algunos medicamentos o suplementos alimenticios.
Dentro de los síntomas esta la sensibilidad dental, cuando el esmalte no protege tu diente, los estímulos llegarán sin atenuar a los nervios de la pulpa dental y molestará más el calor y el frío, el contacto al cepillarte los dientes, al morder cosas duras y masticar alimentos dulces o ácidos.
Es probable que aparezcan grietas o fisuras si tienes los dientes desgastados o redondeados o con los bordes más translúcidos.
Si te encuentras en una fase temprana, puedes hacer un cambio de hábitos alimenticios o solucionar el reflujo o consultar con un psicólogo si tienes problemas con la alimentación.
Si tu erosión está en una fase en la que la dentina ha quedado ya expuesta en algún punto, se podrá tratar con el láser dental cerrando los cuellos de los dientes.
Si es muy avanzada y el desgaste del esmalte es generalizado, habrá que recurrir a tratamientos como la endodoncia, reconstrucciones mayores, incrustaciones, carillas dentales y coronas.
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